Planificación empresarial en períodos de alta incertidumbre económica
A estas alturas es un hecho que la economía mundial se ha vuelto a desacelerar y han aumentando las probabilidades de que algunas zonas clave del mundo entren en recesión. En este contexto, probablemente la gran mayoría de los dueños, directores y ejecutivos de empresas se deben estar preguntando qué hacer para enfrentar el incierto panorama que se avecina para el próximo año.
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Luis Hernán Paúl
A estas alturas es un hecho que la economía mundial se ha vuelto a desacelerar y han aumentando las probabilidades de que algunas zonas clave del mundo entren en recesión. En este contexto, probablemente la gran mayoría de los dueños, directores y ejecutivos de empresas se deben estar preguntando qué hacer para enfrentar el incierto panorama que se avecina para el próximo año.
Frente a dicha duda no hay una respuesta estándar, ya que las situaciones y proyecciones existentes para los distintos sectores y empresas son disímiles y consecuentemente las medidas que cabe adoptar varían de caso en caso. Pero el tipo de inquietudes que existen son básicamente las mismas en la mayoría de las compañías, por lo cual puede ser valioso referirse a los criterios a tener en consideración para responder a éstas.
Un primer tema que sin lugar a dudas genera preocupación es la disposición de fondos para enfrentar 2012. En este aspecto, creo que las empresas deben ser conservadoras y estar preparadas para enfrentar un escenario adverso, en el que tanto la generación de caja a nivel operacional como las posibilidades de financiamiento vía deuda, capital propio y venta de activos son más restringidas que este año. Si después el escenario económico termina siendo más positivo, harán los ajustes del caso, ya que lo cierto es que las medidas que las empresas pueden adoptar para manejar excesos de caja son por lo general más fáciles que las requeridas para enfrentar déficits de caja.
Una segunda inquietud recurrente es sobre la base económica global que se utiliza hacer el presupuesto del próximo año. Me refiero a si se asume, dado el entorno que enfrentamos, que habrá un escenario de desaceleración de la economía o bien de frentón de una recesión económica. Mi sugerencia en esta dimensión es optar por el escenario de la desaceleración económica tanto en Chile como el mundo, ya que de momento es el más probable.
Ahora, como existe un grado de incertidumbre bastante mayor al normal, recomiendo seguir la práctica que utilizan diversas empresas de efectuar una revisión del presupuesto en abril-mayo del próximo año. Si en ese entonces los supuestos respecto de los indicadores claves (crecimiento PGB en Chile y otros países o zonas relevantes del mundo, índices de actividad sectorial, tipo de cambio, inflación, tasas de interés, etc.) siguen viéndose razonables en promedio, se puede mantener el presupuesto tal cual. En cambio, si la realidad demuestra ser muy distinta, queda abierta la opción de hacer un ajuste al mismo.
Por último, un tercer tema que genera grandes dudas es el que hacer con el plan de inversiones de los próximos años. Respecto a este punto recomiendo, en el caso de las empresas cuya situación financiera lo permite, tener un plan que sea coherente con la proyección de que la economía no entra en recesión, sino que sólo se desacelera en 2012 y se recupera de a poco en los años siguientes. Distinta es la recomendación para las empresas cuya disposición de fondos para financiar inversiones a futuro es limitada, a las cuales sugiero ser más cautelosas y utilizar planes de inversiones más restringidos.
Eso sí, si la situación económica se torna mas difícil en los próximos meses, habrá que evaluar, al igual como en el caso del presupuesto, la posibilidad de modificar el plan de inversiones.
Recuerdo que en la crisis sub-prime, cuando quebró Lehman Brothers en septiembre de 2008, las proyecciones de crecimiento de la economía que existían para el año 2009 eran muchísimo más positivas que las cifras que se dieron en la realidad tanto en Chile como en el mundo. Ojalá que esta vez las cosas no evolucionen para peor, sino que por el contrario terminen mejor o al menos se mantengan tal cual se proyectan actualmente. Si por desgracia evolucionan para peor, en una columna futura me referiré a medidas más duras que podría ser necesario adoptar.